sábado, 2 de febrero de 2019

La (mejor) hora del café



Es una tradición milenaria el beber una humeante taza de café por las mañanas, pero ahora la ciencia nos está advirtiendo de un posible riesgo: el café no debe tomarse al despertar, en ayunas, sino unas tres o cuatro horas después de levantarse.
¿De qué se trata? Debido a que el café contiene cafeína, la sustancia que pone en alerta al cerebro al liberar el cortisol que es la hormona natural que reduce el estrés, la bebida nos "despierta" y nos pone activos, porque se reduce la somnolencia con la que despertamos.
Pero hay que tomar nota de esto: es por la mañana cuando liberamos más cortisol. Por ello los científicos advierten que beber café por la mañana no es muy recomendable, porque se genera estrés adicional que puede ser dañino para la salud.
En cambio, si el café se toma cuando los niveles de cortisol son bajos, se "prende" el estado de ánimo y el nivel de energía para hacer más cosas sin sentir nerviosismo, uno de los efectos secundarios de consumir demasiada cafeína. Así las cosas, según la ciencia la mejor hora para el café no es por la mañana, sino que es recomendable tomarlo 3 ó 4 horas después de levantarse.

¿Entonces a qué hora?



El café es una bebida de culto y tomarlo por las mañanas parece "natural", lógico y siempre ha sido así. También está la costumbre de socializar en torno a un café por las tardes. Entonces, ¿qué podría estar mal? ¿Por qué la ciencia ahora dice que vivimos en un error milenario?
La explicación es que beber café a diferentes horas del día puede aumentar o reducir sus beneficios y convertirse en un riesgo para la salud. Debido a que el cortisol disminuye por la tarde, beber café en ese horario tampoco es una buena idea, porque la cafeína permanece en el sistema nervioso hasta 12 horas y puede causar insomnio o liberar una fuerte cantidad de estrés.
Entonces hay que considerar situaciones como ésta: si una persona se levanta a las 6 de la mañana, el mejor momento para que ingiera cafeína es entre las 9:30 y las 11:30. Si se bebe así, tres o cuatro horas después de levantarse,  se aprovechan mejor todos los beneficios que tiene el café, recomiendan los estudiosos del tema.

Más que un botón de alerta



Parece un hecho consumado que todos en el mundo conocemos los beneficios de tomar un buen café. Pero, ¿sabías que la cafeína es más que un botón de alerta para despertarte?
La buena noticia es que la ciencia también se ocupa de investigar más a fondo sus propiedades curativas, no sólo para decirte que no lo bebas por las mañanas.
Revisemos tres avances científicos que clarifican cómo opera la cafeína y por qué el café puede ser un alivio a varios trastornos relacionados con el cerebro.

1. Si estás cansado el café no ayuda mucho.
Puede parecer contradictorio, pero se ha comprobado que la cafeína funciona mejor en el organismo cuando estamos más descansados.
Los abuelos dirán que es al revés, pero esto se debe a la química de la droga: la cafeína imita la forma de un químico cerebral natural llamado adenosina, que es como si fuera nuestro “freno de mano interno”, ya que nos permite "apagarnos" y quedarnos dormidos.
Si hay mucha adenosina, la cafeína estimula los químicos cerebrales como la dopamina, que tiene el efecto de acabar con el "bajón" de la adenosina. Obviamente, al estar el cuerpo muy cansado el efecto no funciona porque el cerebro ya agotó los químicos de sus reservas.

2. Beber sólo lo necesario mejora la memoria.
Según un estudio publicado en la revista académica Nature Neuroscience, el consumo moderado de cafeína podría mejorar significativamente la memoria a largo plazo y permitir a las personas recordar información por más tiempo.
Por ello se recomienda consumir cantidades moderadas de cafeína antes de ponernos a trabajar absorbiendo montones de datos e información en el cerebro.


3. Una droga sorprendente.
Las propiedades de la cafeína cada vez sorprenden más a la ciencia. Es una droga que si bien no tiene efectos quirúrgicos, tiene la capacidad de interactuar con el sistema de adenosina, que está presente en todo el cerebro.
De ahí se explican sus efectos positivos en la estimulación de la creatividad, la velocidad y precisión con la que se maneja el teclado o las habilidades para el procesamiento de datos y el cálculo matemático.
Pero también podría ayudar con sus efectos a tratar trastornos como el Alzheimer. Ya se probó con ratones de laboratorio y ahora se hacen pruebas con personas. Las investigaciones sugieren que también la cafeína podría estar asociada a lograr una mayor longevidad y una reducción del deterioro cognitivo en el organismo. Así que la cafeína podría recetarse muy pronto para mucho más que mantenerse despierto y alerta.

Ramón Chomina L.
ramcl06@gmail.com

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