sábado, 12 de enero de 2019

¿Una carnita asada?
¡O salvamos al planeta!



¿Se va a hacer o no se va a hacer la carnita asada? Eso dice el famoso "meme" que se hizo viral en el mundo durante 2017, y que no hace otra cosa más que expresar el arraigado gusto de los mexicanos por el consumo de carne de res.
Pero en Estados Unidos, la cultura del "asado" tiene extensiones todavía más arraigadas en cuestión de comidas a base de carne: las hamburguesas, el BBQ, los enormes steaks y muchas otras formas de comerse la carne producida por las vacas.
Ahora mismo los estadounidenses tienen otro debate: ¿Deben escuchar las voces que les piden reducir drásticamente su ingesta de carne para ayudar a salvar el planeta? ¿Es verdad que las vacas generan gases de efecto invernadero que dañan la atmósfera de la Tierra y propician el cambio climático? ¿Son culpables las vacas de que desaparezcan los pastos, la vegetación, el agua dulce y -de paso- que mueran otras especies animales?
Esta discusión es entre dos rivales: el bloque de los vegetarianos + veganos + conservacionistas, que se oponen al consumo de carne, y el club de los productores + ganaderos + carnívoros irredentos, que no cambian una jugosa costilla de Rib Eye asada en término medio, por una fresca ensalada de atún con vegetales.

Surge la Cowspiracy
En 2015 el enfrentamiento subió de tono, con la aparición de un documental producido por Netflix, con el engañoso título de "La conspiración de las vacas" (Cowspiracy). El film levantó una gran polvareda entre los partidarios de una y otra postura, pero además desnudó a reconocidas organizaciones ambientalistas al evidenciar que no ahondan en el tema de las vacas y prefieren enfocar sus señalamientos en la industria automotriz, como causante principal del daño ecológico al planeta.
Según datos revelados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la ganadería es la actividad que más gases de efecto invernadero emite (18%) después del transporte (22%). Se trata del 9% de las emisiones totales del dañino Dióxido de Carbono (CO2).
Pero, ¿por qué se culpa a la ganadería de generar altos niveles de contaminación? Los científicos afirman que la producción de vacas genera deforestación, por el cambio de uso de la tierra, que se debe a la expansión del pastoreo. También influye la gran cantidad de agua que beben las vacas, su alta producción de estiércol y el proceso digestivo de los rumiantes.

Ecología y salud
Estas cifras también han alertado a los líderes políticos de la Unión Europea. Algunos han señalado que en el viejo continente también urge tomar medidas sobre el tema.
Esto incluye el consumo en exceso de carne, no solo por el tema del cambio climático, sino por el factor de la salud, advierten.
Preocupados por el tema de las vacas, algunos eurodiputados han asegurado que actualmente las dietas ricas en grasas y carnes rojas son una de las principales razones del calentamiento global.
Aunque en Europa se inventó la famosa dieta mediterránea, la carne tiene también un lugar preferencial en la mesa; por ello, políticos y especialistas enfatizan que ingerir alimentos basados en carne de vaca es perjudicial para la salud de forma directa, e indirectamente para el planeta.

¿Debe EU comer menos carne?
Recientemente, entre los consumidores de Estados Unidos el debate volvió a retomar fuerza, tras un estudio difundido por la revista científica Nature en el que hizo recomendaciones muy drásticas a sus ciudadanos: Si los estadounidenses reducen a la mitad su consumo semanal de carne de vaca, la industria reduciría sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Asimismo, se supone que una reducción de ese nivel en el consumo de carne de res, permitiría la reasignación de cerca de 32 millones de hectáreas de tierras para la producción de otro tipo de alimentos más sanos.

Ramón Chomina L.
ramcl06@gmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario